La respuesta obvia sería, SI; pero surgen acepciones, si todos somos iguales, por qué tenemos preferencia por nuestros familiares, por nuestros amigos, o por los de nuestro gremio, si somos iguales, porqué tengo preferencia por mi persona y no por el otro?.
Mi punto es:
- Que sin importar el tipo de interrelación, siempre habrá una pretensión de esperar algo del otro.
- Que históricamente ha existido una pirámide social marcada por el dinero y el poder, e histriónicamente dichas diferencias las sentimos e incluso las hacemos sentir.
- Que no somos iguales, - por fortuna -, porque la diferencia es la que no nos hace vulnerables como especie.
- Que pobreza no es, no tener dinero.
Al respecto, me llamó la atención una crónica en el Blog de Mauricio Bertero, en la que presenta la conversaci{on del biólogo y filósofo chileno Humberto Maturana, caundo era estudiante, con el portero de un edificio, dice así:
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El estudiante: -¿Qué le parece que yo gane más que usted?
Y el portero le dice
-Bueno, pero usted ha estudiado. Yo no estudié. Usted se dedica a lo que está haciendo y yo a lo mío.... pero usted ha estudiado: Yo creo que está bien.
-¿Y si yo ganase dos veces más que usted?.
- Es lo que le digo, usted ha estudiado, se lo merece.
-¿Y si yo ganase cuatro veces más que usted?
-Emmm, bueno, pero usted ha estudiado, (dice dubitativo).
-¿Y si yo ganase diez veces más que usted?
-¡No pues! Ya como que sería demasiado, ¿no?
El estudiante hacía esta reflexión:
“Hay un espacio de diferencia que es legítima, pero de pronto esas diferencias pasan a ser ilegítimas… El que yo ganase hasta el doble que él, estaba dentro de lo legítimo porque estaba dentro de la naturaleza de la historia vivida. Pero un poco más ya empezaba a ser no tan legítimo. ¿Hasta cuándo puede ganar uno más que otro? No se trata de que todos seamos iguales, porque no somos todos iguales. Pero de lo que se trata es que seamos todos copartícipes de un proyecto común y es eso, lo que va a definir las dimensiones de equidad.”
… “Siempre van a ver diferencias en la vida que son respetables. Estas dimensiones no son cuantitativas, son de sentido, son espirituales, son de significado en la vida. El que uno gane un poco más que el otro, si los dos pueden vivir con dignidad, no hace mucha diferencia. Pero el que uno gane mucho más que otro, no es tan legítimo porque para que uno gane mucho, mucho más que otro, otros tienen que hacerse pobres”.
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