SUDÁN

Cada uno de nuestros pueblos, tiene su propia dinámica y en ella nos concentramos por ser la que más nos atañe, sin embargo sabemos, que otros pueblos viven y sienten en su piel, sucesos, realidades y desgracias similares a las nuestras, e incluso, relativamente más dolorosas que las nuestras.

Por otro lado, la construcción histórica depende del discurso que se haga de lo sucedido, es decir, la realidad existe solo si es expresada, en este sentido, se puede decir que la historia cambia, dependiendo de la generación y cultura que la escriba (por ello la historia alberga intereses e intenciones).

Un pueblo, sumido en la desgracia, con recursos nulos, hambriento y masacrado, qué tipo de oportunidad tendrá, para que el mundo sepa de las proporciones que le acontecen?.

Sudán (África) vive actualmente un conflicto y una catástrofe de proporciones dantescas, los medios poco no lo muestran, por apatía o por lo lejano y ajeno que nos resulta su cultura, pero de seguro, el silencio indolente que se ha guardado, cobija otra más de las infamias que han ocurrido y que nunca se han sabido.

Los contrastes que se registran en Sudán, son la radiografía perfecta de como persiste las dualidades crueles de un pasado, de como prima sobre la dignidad humana una perspectiva incorrecta, como propósitos nacionalistas instauran límites geográficos sobre los culturales mimetizando intenciones económicas y a todo ello se suma además, la respuesta violenta de afligidos contra otros más inmunes.

Todas estas discordancias, nos crea una honda inquietud, por las familias desarraigadas, los planes vitales truncados, las tragedias personales y las vidas que se han perdido.

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