A una victima le duele el olvido de otros, pero le duele más cómo esos otros, legitiman al verdugo...
Los noticieros presentaban estas afirmaciones:
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Embajador de Palestina: "Me aterra el silencio de occidente... frente al holocausto que está sufriendo el pueblo Palestino..."
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Embajador de Israel: "...no se olvide que Hammas quiere el exterminio del pueblo Judío y utiliza escudos humanos..."
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"Mi hija de 8 años mientras dormía, una bomba judía le cayó encima..."
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"Mi hijo de 14 años murió cuando un Palestino se inmoló..."
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Esas declaraciones mostraban la sin salida y contradicción del conflicto Arabe-Israelí, como es, sentir que el dolor propio es más grande que el dolor del otro y que con cada hecho sangriento se justifica que otros infrinjan dolor al verdugo...
Pero si yo fuera victima, y me presentaran la dicotomía, de que puedo pasar de victima a verdugo, esa afirmación me molestaría, porque una cosa es la reflexión con perspectiva, y otra, la del anónimo que tiene en frente a su hijo desmembrado.
Imagen tomada de http://flickr.com/photos/32869660@N04/3140981241/